La oxigenación de alto flujo a través de un casco o helmet ha sido de gran ayuda para enfrentar el COVID-19 en la Posta Central. En comparación con los ventiladores mecánicos invasivos, que requieren intubación, el helmet permite que los pacientes se sientan mucho más cómodos y que no requieran sedación.

El Helmet Based Ventilator, casco con presión positiva con oxígeno de alto flujo, es un dispositivo de plástico transparente, que cubre la cabeza del paciente y se sella alrededor del cuello. Proporciona un sistema presurizado de aire enriquecido con oxígeno, reduciendo entre un 30% y un 40% los pacientes que llegan a ventilación mecánica invasiva.

“Permite administrar oxígeno a pacientes en concentraciones variables –desde 21% hasta 100%-. Pero a diferencia de otros sistemas, como la naricera de alto flujo, nos permite administrar presión continua en la fase aspiratoria, da tal manera de garantizar la apertura de los alveolos en el nivel que nosotros requiramos, conforme a la necesidad del paciente”, explicó el Dr. Alejandro Santander, jefe de la Unidad de Paciente Crítico de la Posta Central.

Esto último tiene múltiples beneficios. Por un lado, implica que la carga laboral del personal de salud se reduce considerablemente –debido a que los pacientes están despiertos-, pero además, disminuye el uso de sedantes que se necesitan para tratar a los pacientes conectados a ventiladores mecánicos, como el propofol, que hoy en día están muy escasos en todo el país.

Actualmente la Posta Central tiene 48 de estos cascos disponibles. 10 de ellos están siendo utilizados.